
Desde ya, desde siempre, huera y una,
la tibia y amarilla melancolía,
miel, alcohol o rincón con melodía,
disimula y esparce su tenaz alma bruna.
Una tristeza brava batalla en cada luna
y en la blancura extiende su latido y porfía
por amargar instantes de dulzura tardia
en lentos fotogramas de olvidada fortuna.
Su secreto marrón puesto en sepia relente,
se filtra en mesas turbias y bruñidos estaños,
persigue mis pupilas y persigue mis años;
remeda un mundo urgido por tediosa pendiente.
donde resbala oblicua la cordura aparente
y toda ella declina sustantivos engaños.
Amílcar Luis Blanco ("Melancolía", oleo sobre lienzo de Florencia Menéndez)
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