
Tus labios dibujaron suaves, mudas,
dos palabras: “ te amo”, sólo audibles
a mis ojos extremos y sensibles
aún a tus sutilezas y tus dudas.
Tus ojos me tendían dos agudas
avenidas venéreas y accesibles,
sin embargo virtuales, imposibles,
para mis manos lentas y desnudas.
Nuestro amor sufre a tajos los terribles
embates del destino. Peliagudas
batallas en honduras de falibles
suertes de nuestro ser se libran rudas.
Y nos temporizamos escandibles,
hechos de aires y sombras, huecas, crudas.
Amilcar Luis Blanco (Obra pictórica "Mirada de amor" de Emilio Anthonisen)
Bello, bello, bello el soneto que nos ofreces, Amílcar querido. Pones amor en cada una de las sílabas de tus versos, un amor incondicional, incombustible, perfecto, como tus poemas, Maestro.
ResponderBorrarBesitos, amigo del alma.