Procúrame tu lúbrico tormento.
Dame tu voz, la miel de tu mirada
Y también tu vigilia enamorada.
Quiero estar en tu álgido momento.
Ingresar a la luz en movimiento
de dos cuerpos gozando una estocada,
brindar con nuestras bocas la charada,
de mutar sensación en sentimiento.
Llevemos nuestro amor al tramo lento
de libarnos sin fin hasta la nada,
hasta el tuétano mismo del aliento
hasta dejar que sólo pueda el viento,
lamer en nuestra piel ya sosegada
lánguida la lascivia y agotada.
Amílcar Luis Blanco ("El abrazo" por Oswaldo Guayasamin)
¡Huy, maestro del soneto...! Cada vez escribes versos más hermosos y encendidos, como éstos con que nos deleitas, mi querido Amílcar.
ResponderBorrarGracias por tanta belleza, querido amigo.
Muchos besos y feliz fin de semana.
Amilcar..." Vigilia enamorada "
ResponderBorrar¡¡¡ Precioso "
un beso