“ … y cada cuerpo que tropiezo y trato
es
otro borbotón de sangre otra cadena”
Miguel Hernández
Adónde acomodaste la ternura con la que solías acicalarme
cuando la soledad incendiaba tu angustia
y tus horas caían por los profundos embudos
del tedio
y había agujas sobrevolándote como pájaros de picos ansiosos
Cuando tu ausencia se extendía sin que
pudieras contenerla
por todos los rincones de tu casa y tu
ciudad y tus días
y eras cuerpo de sangre y nudo de silencio
Dónde guardaste aquéllos menesteres pequeños utensilios
hechos dijes de menudas y aviesas
intenciones y ganas
que aturdían la luz en mis oidos y me
dejaban mudo y perceptivo
sólo para escucharte imaginando tu opulento
glamour
el que solías despacharme sin escrúpulo
sólo para extasiarme y consumirme
convertido en manuable marioneta
cuerpo de sangre y sangre y nudo
amarillento de rancio silencio
Todo ese amor que alguna vez me propinaste y
recibía
en mi víscera franca la que late y sostiene
este instante y el mundo
desde su cueva roja y silenciosa de química
pulsión y de trabajo
Adónde fue a parar a qué depósito de la
invisible nada
donde se cuecen habas y se muelen las joyas
de la sangre encadenadas
las sangres y silencios y silencios
que golpean y muelen el dolor incesante de
estar vivos
uno con otro
uno a otro hueco
y hueco en sangre y sangre y otra vez silencio.
uno con otro
uno a otro hueco
y hueco en sangre y sangre y otra vez silencio.
Amilcar Luis Blanco (“Melancolía de un
hermoso día” por Giorgio De Chirico)
sangres y silencios y silencios
ResponderBorrarque golpean y muelen el dolor incesante de estar vivos
uno con otro
uno a otro hueco
y hueco en sangre y sangre y otra vez silencio.
Doloroso ... Que poemas tan fuertes sangre y silencio
Paso a dejarte un abrazo , mil gracias por tus palabras en el blogg de mi nieta , de corazón gracias
Hola Amílcar, entrada fuerte, con dosis de amor, de ausencias, de desesperanzas, y mucha melancolía. Es un escrito con mucho sentimiento. Un abrazo amigo.
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