Alta hermana de la angustia escalando las
nubes hasta el azul
desfiladero sin preguntas descubriéndose a
cada paso
iluminando rincones con relámpagos
enceguecedores
que hacen estallar la pólvora del miedo más
recóndito
vienen a mí con reticencia y se enseñorean
de los detalles
entre los que debo discernir como si
manejara el rayo de Vulcano
Mientras tanto las sombras ejecutan su
baile de máscaras
y las palomas se distraen de sus cometidos
y desalientan destinos
fijos tras las ventanas refractarias de
ansiedades y demoliciones
y el universo entero cabe en una triste
moneda caida
Si hubiera sido mago o arquitecto en
Venecia hace siglos
Si desde lo amarillo de la arena me hubiera
alzado hasta Nínive
Si te hubiera encontrado en el interior de
tus velos toda cuerpo
para deslizarme y zambullirme dentro de
besos que te cayesen como gotas
uno a uno como manos dos a una quitándote
la telaraña del silencio
Si me hubiese repartido sobre ti dentro de ti
hecho deseo inexpugnable
extendiéndome y rodeándote con tentáculos
ávidos
si me hubiera ido de tanto encuentro para
abrazarme a lienzos de vigilia
entre cuyos pliegues las noches se derriten
como cuerpos de chocolate
intensa y lentamente hasta convertirse en
lacteas alboradas
Entonces gritaría tu nombre y llamaría dentro
de la oquedad
en la que mis sinsabores crecen entre los
martillazos tenaces de la distancia
ahondaría mi voz en las cavernas
ventriculares y cantaría como Orfeo
a la Eurídice esclava de las turbias costumbres
laboriosas
vestidas con las transparencias de lágrimas
invisibles
Por qué si desde las edades arcaicas las
pasiones se derrumban
debo asistir impávido al estancamiento de
todas las prisas
al fracaso sempiterno de los sueños y las
distracciones de la magia
para pronunciarte como sólo una mujer mas
entre los arrobamientos del deseo
A los balcones de mármol se adhiere el
hollín que dejan los holocaustos
luego de viajar miles de kilómetros
acompañando nubes incesantes
aseguradoras de los itinerarios turbios
desplegados
por violentos ojos de ahorcados que claman
sus mendrugos de justicia
y el viento estimula tercamente en el
bailoteo de las horas
Amílcar Luis Blanco (Melpómene – Sinmons – Gaysmith – Detail)
Hola Amílcar, fuerte entrada la tuya, que derrocha amor, y más aun desamor, o así lo percibo yo.
ResponderBorrarSon tantas cosas las que dices que me pierdo entre hermosas palabras y tristes versos que no entiendo y que me dejan pensativa. Un abrazo amigo.
Melpómene es la musa de la tragedia. Se trata en el poema de su evocación y he tratado de hacerla de un modo que abarque lo que tiene que ver con esa perspectiva trágica de la existencia y la rebelión que intentamos para lograr una visión un poco más doméstica y llevadera que no nos amargue y angustie tanto que no la podamos soportar. Gracias por tu comentario Lola. Un beso.
ResponderBorrarCiertamente, mi querido Amílcar, las pasiones se derrumban como se derrumban los dioses, con estruendo y fuego...detrás: el vacío, la nada.
ResponderBorrarBesos desde el otro lado del espejo.
Seguramente muchas veces, querida Mayte, al leer tus comentarios me habré mirado en un espejo. Agradezco entonces ahora que el tema de este poema no sea un reflejo sino una auténtica perspectiva desde vos misma.
ResponderBorrarBesos desde mi lado del espejo.
qQe hermoso que escribis
ResponderBorrarSi hubieramos vivido mas cerca me hubiera encantado conocerte
Gracias por el elogio Mucha. A mí también si viviésemos mas cerca me hubiera encantado conocerte. Seguramente nos hubiéramos hecho buenos amigos.
ResponderBorrarAmilcar..." Melpòmene "
ResponderBorrarPalabras arrebatadoras con sentidos pasionales vuelcas en tus lìneas.
¡¡¡Bella imagen !!
un beso
Gracias por el comentario Doris. Melpómene es también pasional. Una musa trágica y turbia cuyo amor puede destruír al que lo desafía. Un beso
ResponderBorrar