Una vez en el sueño, otra vez en vigilia,
una vez en la vida, otra vez en la muerte.
Abundan las variantes pero en la misma suerte
una vez y otra vez el corazón se exilia.
Una voz al hablar, suspendida al callar.
Cuerpo dado al vivir, al fin para morir.
Alternativas, una a una, de alma impar,
detenerse o andar, gozar para sufrir.
Mientras tanto las tardes vuelven y las mañanas,
cosen su luz a chapas y ventanas,
van enhebrando el día en muchos ojos
y sin medida crecen invariables antojos,
cierran y abren, escuálidas, humanas,
puertas y panoramas, riquezas y despojos.
Amilcar Luis Blanco ("Retrato de dama recostada", oleo sobre lienzo de González Carbonell)
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