Enamorarnos es como incendiarnos,
convertirnos en llamas de una hoguera
y ser también la lánguida madera
en combustible ardor. Es devorarnos.
Entregar nuestro espíritu. Entregarnos
no siempre sólo en cuerpo, de manera
que en sufrir y gozar el alma entera
se vierta sobre el fuego al inmolarnos.
Y a soledad innúmera, inconsciente.
Quemar nuestro interior en la batalla
de confundirnos en un mismo frente
con otro ser mientras la pena estalla.
Y la tropa enemiga y transparente
a este fuego de dos se rinde y calla.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Pablo Ruiz Picasso)
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