Un cerebro de luna parece distanciarme
de cada madrugada,
una perla desnuda preñada de mercurio,
iluminada.
Una obsesión de acaso abriéndome a lo insomne
proponiéndome terco a la vigilia
y mis ojos pugnando por abrirse
en la noche vacía.
Náufrago de la luz entre la sombra.
El fósforo encendido de la terca memoria
y mientras tanto el corazón marchando,
sosteniéndose solo, convertido en pregunta.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Hugo Salazar)
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