Vamos a contarnos los días.
Vamos a contarnos las horas.
Vamos a contarnos las muertes.
El ligero contar, yantar de dedos
que se corren asidos
en el ábaco triste del silencio.
En el estar sentados en torno a una pregunta
y sentirnos desnudos.
Vamos a contarnos los cuentos;
las mentiras de siempre.
Del sexo todavía,
del fatigado sexo quejumbroso
regresamos tu femineidad y mi hombría,
pero hace tanto tiempo que ya se desdibuja el horizonte.
Por eso, vamos a contarnos los días,
las horas, las muertes y los sexos
en el ábaco silencioso de la tristeza.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de María Amaral)
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