En el ocaso el silencio es una liana transparente
y los pájaros gritos que se van apagando
Hay una cerrazón concienzuda de diapasones
y se alejan entre las filas de las sombras.
Una población de chapas plañideras
hacen de mis canas años de mis sienes pulsos de agua
y me van precipitando en el abrevadero de las horas
donde los impulsos transcurren ciegamente.
Espero echado sobre pobrezas cerniéndose
y mis ilusiones dan vueltas y vueltas
como el alma amarilla de una perinola girando
Mi corazón es un badajo dentro de una campana exasperada.
Y el corazón deriva del ocaso deriva de la campana
y de la exasperación en giro de alma
en circunstancias en que el silencio es liana transparente
y la luz se desviste de los pájaros con cada chal de sombra.
Amílcar Luis Blanco
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