Los dos de azul nos fuimos, de entrecasa,
los dos de azul, vistiéndonos de noche.
La luz dio su sigilo de plenilunio. Un coche
nos esperó en la sombra del muro de la casa.
Los dos nos fuimos porque el tiempo pasa
y nadie permanece, quizá sólo el reproche
de no haber compartido el mórbido derroche
de un beso; cuatro labios bebiéndonos sin tasa.
Los dos nos fuimos, y nos hemos ido
de no haber nuestros cuerpos compartido.
No haber hecho un portal de nuestras bocas
Un lecho en que cupiese nuestro mortal sentido
Nuestra pasión caída cual de volcadas copas.
Han quedado tan sólo vacías nuestras ropas.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Pablo Picasso)
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