Allí donde las sierras y montañas se abren
como la entrepierna de una mansa mujer voluptuosa,
de su profunda y bella matriz pare la tierra
el alma blanca y acogedora surgida del terracota,
y el arena y del anaranjado amarillento,
de los verdes oscuros, toda bañada en luna.
Allí donde la tierra da sus plantas,
donde la solidez se hace fecunda
y sostiene el milagro seminal de las lluvias
Las cónicas alturas de micas, feldespatos,
rodocrositas, mármoles y cuarzos
se aglutinan en bordes, cornisas y lisuras de arcilla.
Y donde el amaranto y la kiwicha
para hacer el atole y alegrías con mieles
crece desde las faldas caudalosas
junto a la quinua y la kaniwa
que anhelaban sin tregua
los incas, los aztecas, los quechuas y aymaraes.-
Allí, la pacha mama, allí la madre tierra
pare la sucesión de milagros, es fuente
de olvidados silencios donde se cierne el viento,
la soledad se alarga y acostada nomás sobre la piedra
se finge un vasto crío transparente y se duerme.
Bajo la luz y el blanco de la luna la pacha mama nos da su alma.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Natasha Cinnamon)
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