En embudos de lacia transparencia
caen tus pasos
y mi cuerpo y tu cuerpo.
No sólo nuestros cuerpos,
otros cuerpos,
otras series de pasos.
Son innúmeros pasos,
son innúmeros cuerpos,
incontables.
Bienvenida al cristal,
al cónico cristal,
a la blanda caída.
Apenas voy
seguido por tus pasos,
a penas.
Nuestro amor se decanta
cada día,
pasa como la arena.
Un alambique de alma
transparente
nos sostiene en la vida.
Y los dos nos miramos
traspasados
por esa transparencia.
Pero a la vez los días son contados
y los granos de arena
son contados.
Hay una incandescencia de lo frágil
y los granos de arena y los segundos
se funden en la herida del ocaso.
Amílcar Luis Blanco
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