Cielo, montaña, oceano sin tiempo,
duelo de las mañanas, divergencia,
horizonte sulfúrico de ausencia
caótico temblor, galaxia en vilo.
Una distancia agónica, de abismo,
me depara la neutra consecuencia
de ser sólo habitante de mi mismo
aunque me pueblen lánguidas maneras
venidas de las plácidas esferas
de un gélido, extendido paroxismo,
nervio de lo creado, delta de lo distinto,
y ramazón de fiebre y nervadura
de ilusión y esperanza, de cordura
del plexo azul que expresa el laberinto.
Amilcar Luis Blanco
Muy bello este poema también, Maestro, con una selección de vocablos que alcanza lo exquisito. Nada falta ni sobra en tu poema, es de una mixtura sapiente y soberbia, como ese azul que lo inspira, azul cósmico y marítimo, de cielo y agua, lo que es el poeta, Amñilcar: cielo y agua.
ResponderBorrarOtro beso, amigo del alma.
También tú, Mayte, tienes dos hermosos poemas que he leído y releido: "Azul profundo" y "Azul", que juegan con palabras de análogos significados. Espero que nuestro azules se encuentren. Un beso también para tí,amiga de mi alma.
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