
Eso de haberte amado tercamente
y de seguir pensando todavía,
en la razón por la que te amaría
habiéndome tú sido cruel y ausente,
expone mi pasión al displicente
trato de la intemperie ciega y fría
y me abandona en una zona umbría
lejos, en soledad; sobre una fuente
que al darme desde el agua su armonía
contra la luz me muestra diferente;
gema de cielo al sol, blanca o sombría,
si la luna se cubre o esplendente,
como un rubí, pero variada y mía;
siempre pasión, soberbia, iridiscente.
Amílcar Luis Blanco ( "Narciso en la fuente" óleo de Michelangelo Merisi, Caravaggio)