Dame esa voz de Lisboa,
auge de la Mourería,
de guitarra portuguesa,
tras la guitarra española,
para alzarme esta tristeza
hasta una luna sin danza
que me nuble la cabeza.
¡Que cante Amalia Rodrigues
por tus cuerdas africanas
y sus repliegues de rumba
sus lamentos de distancia
vueltos cielos, melodías
y puertos y soledades!
¡Ay, cómo siento ese canto
que habla de amores partidos
con elocuencia y tardanza!
¡Cómo tiemblan estas lágrimas!
¡Cuánto te están dedicadas!
Calles de Alfama que suben.
Calles de Alfama que bajan.
Siento un raro sufrimiento
Un esplendor que se opaca
y una hoguera en la que bulle
el ardor de la esperanza.
Un arisco sentimiento
se me sube a la garganta
como caballos de sombra;
sabor de Oporto que canta.
Creciendo desde los grises
de la tristeza baldía
a un fulgor de cabalgata
llora la sangre caliente,
y un furor que desbarata
el mar de una sinfonía
sube paredes de verde.
Un desconsuelo que vierte
tanta ternura tardía.
Mi pasión quiere abarcarte,
Lisboa, sólo de verte,
sólo de oírte y alzarme
a bordo de algún tranvía
por tus calles para darme
tragos de melancolía.-
Amílcar Luis Blanco
El fado de Marizia es muy hermoso, tiene una voz privilegiada, como todas las buenas fadistas, tengo un disco suyo, aunque no incluye este tema.
ResponderBorrarPero lo auténticamente maravilloso es tu poema, Amílcar querido, pues talmente parece que hayas estado en Lisboa, la vives en cada uno de tus versos y enamoras con ellos, como enamora esa "cidade branca", (que sólo es blanca en la Alfama), y prueba de la fascinención que tan vieja urbe ejerce, es que te ha conquistado desde un vídeo o un documental, desde unas fotos...Ojalá que puedas verla en persona, para que el enamoramiento sea completo.
Un beso, que suba por esas "escandinhas" de la Alfama imaginada, hasta tu frente de poeta, Maestro.
Hacía tiempo que no venía y me he encontrado unos hermosos poemas. Felicidades.Un saludo
ResponderBorrarAmigo. Tus poemas me llegan al alma y la alegran.
ResponderBorrarMe encanta leerte.
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