a nada que la torne interesante,
viene la musa a vernos y a dejarse
atrapar por el trazo o la palabra.
Viene a darnos la frente y la mirada
y la boca y el duende; la luz alta
que habita en la frescura de su planta
y esplende en cielos diurnos o en las noches
de sus ojos con brasas si es preciso.
Pero ella no lo sabe, humildemente
se queda en el lugar que la pusimos
para ser observada por la enjundia,
la destreza, el amor o la inocencia
que guía nuestra mente y nuestras manos.
Ella es la doncella del silencio,
la de la soledad y las nostalgias
y la que colma el vaso que nos falta
para apurar el sol de la belleza
y el vino del acíbar y el azúcar
de la pasión y el llanto cuando cantan.
Ella tiene de tierra su sustancia
Y un torrente la habita igual al agua
Cuando se precipita y se desata
Pero la luz es lo que mas la imanta
La sostiene visible y la delata.
Modelo o musa, viento en madrugadas
que se desnuda y muestra
un cuerpo hecho de sombras y esperanza.
Amílcar Luis Blanco ( Pintura: "Modelo" por Ernest Descals)
Bellísimo poema, Amílcar querido, bello y profundo, ahonda en la sensibilidad del creador que se inspira en su musa y sin duda que la tuya ha de inspirarte bien, a juzgar por ese juego de luces que aporta tu poema sobre tan enjundioso tema: el de la creación.
ResponderBorrarMuy bien escogido también el cuadro con que ilustras tu poema, querido amigo y Maestro. Muchos besos y feliz día.