Ahora las palabras y antes las palabras.
"En el principio era el verbo"
según el evangelio de San Juan.
¿En qué principio, en el ignoto, en el cerrado,
en el inhumano o propiamente en éste,
aunque pasado, el que aún vivo y sueño?
Porque hubo un antes sin palabras precisas,
después de la materia y del presagio.
El de sólo silencio y murmullos en ciernes
surgiendo en ayes o chirridos o golpes,
martillos y quejidos, barrenos y sirenas.
Y todos resbalamos por ese tobogán
conteniendo el aliento, lanzados en el grito
y a nuestro lado había otro hombro infinito.
De manera que el verbo quedaba entre comillas
y sus valvas abiertas ya después del abismo
para que nazcan críos engastados en el primer silencio.
Los artefactos fónicos, las articulaciones
del asombro, el peligro, el temor y la duda
se metieron con ruidos adentro del mutismo
Y los mudos primates se miraron
y señalaron sombras, aguas, árboles, nubes
y las metieron dentro de sus lentos gruñidos.
Cuando San Juan llegó ya estaba todo hecho
pero el principio fue, señalándonos todo,
una pugna entre ruidos y silencios.
Amilcar Luis Blanco
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