Metido hacia lo largo de mi escorzo,
sucio de sombra y niebla,
también de desencanto.
Pero aquí, en este sueño,
con la luz de mi frente,
sosteniendo el contorno
me encuentro como siempre;
hecho cuerpo y memoria.
Disipando mi muerte que se puebla
de mi vida posible o inmanente.
Después que mi conciencia se apodera
de mi inconsciencia y del frugal silencio.
La apariencia sutil de este alongamiento,
de este fingirme linea de horizonte,
en realidad oculta en su laxa manera
este dolor de mundo en el que soy sin tregua,
ni recato por cierto, ni recato.
Amílcar Luis Blanco (Dibujo de Juan Herrera)
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