Hay las copas de vino vinculándose;
sangres.
Hay las copas de sangre emocionándose;
vino.
Pasa por las gargantas su sed;
es un torrente;
un deseo tenaz de luz y transparencia
y humedad y blandura consecuentes.
El alma contra el alma.
El sueño sobre el sueño
para un plus de vigilia sobre toda vigilia.
Y ese río teñido del color del deseo;
trozos de sol guardados
y latidos
desbordando cristales.
¡Ay del rubí del vino cuando llora o transpira!
Y cae desde tristezas su ser amoratado
o se hinca de codos sobre barbas de estaño
y el paladar se estraga de taninos y espacios.
¡Ay del rubí del vino que llamea
y en una suave fragua envuelve la marea
del día,
la marea del quehacer cotidiano y las maneas
sueltas de nuestros corazones en proceso
de sentirse bombeando acompañados
en sílabas de un tiempo ferviente y sosegado.
Amílcar Luis Blanco
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos pero me reservo el derecho de suprimir los que parezcan mal intencionados o de mal gusto