Bebamos esta lujuria de nuestros cuerpos
como un vino que emana de una alegría milagrosa.
Disfrutemos de nuestra libido
como de una sed que se sacia y nos acaricia
con el fugaz olvido de lo doloroso.
Ese correr del agua por la garganta seca,
ese deseo de lo ambiguo voluptuoso,
esa labilidad mareadora que nos inunda sin ahogarnos,
torrencial sin embargo, fragorosa,
como un viento que sopla desde la ansiedad de lo nuevo,
desde los rincones y las curvas de tu cuerpo,
desde el latido de tu sangre bajo los párpados,
como una explosión que se propagara lentamente dentro de la carne,
bajo los pétalos del pimpollo que forman los labios de tu vulva,
comienzo de todos los caminos.-
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
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Un paseo muy exitante por tus letras, Amilcar...
ResponderBorrarUn abrazo con el cariño de la amistad.
_Charo Bustos Cruz_
Huyyy, muy sensual y ese broche de oro tan explícito, ese final que no es sino el comienzo...
ResponderBorrar¡¡¡Mis felicitaciones, poeta!!! Y un montón de besos.