Un sentimiento de tarde en otoño
se alía raudamente al verano incesante.
Camino en la ciudad, sintiéndome retoño
de mi padre, mi abuelo, mi antepasado errante.
Campo vertido en leguas
demasiado velozmente urbanizadas,
ingenuidad de niños, pastizales con yeguas,
convertidos de pronto en puestos y paradas.
Camino
siendo niño todavía
en un revés de orilla del río silencioso;
sino
del corazón cuando extravía
el ego en la pereza y en el gozo.
La ciudad late en mis sienes.
Los aires que los indios desnudos respiraron,
antes de la conquista y los andenes,
ebrios de las venturas y los bienes,
navegantes ansiosos ocuparon
los ombúes, los toldos, los caldenes
las mujeres salvajes, sin bragas ni sostenes
sobre cuyos cuerpos acabaron.
Y todo ese baldío, lo que fuera
la tierra sin fronteras, de distancias,
ha quedado en mi sangre como fiera
nutrida de vacíos y miedos y fragancias
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
Bello, bello...como todo lo que sale de ti, querido Amilcar.
ResponderBorrarTe deseo un bello fin de semana,
colmado de ternura y amor.
Tu amiga, por siempre...
~Charo Bustos~
Querida Charo, eres la única que ha visitado mi blog en mucho tiempo y te lo agradezco muchísimo. Eres sí una verdadera amiga. Te envío un cariño muy sentido
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