Siento que mi nostalgia en los balcones
dibuja su retrato en la distancia
en un espacio de beligerancia,
celos, ternuras, sombras y emociones.
Tiemblo en su cuerpo con las pulsaciones
de su sangre, de tórrida vacancia
como si fuera ella en ardua instancia
mujeril de otro ser y otras pasiones.
Me transfigura el cuerpo su elegancia
Y recato mi celo en las canciones
Y quiero que su boca en abundancia
Me bese aun con labios de ilusiones
y bata sobre mí su redundancia
de amor y de promesas y de dones.
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
Bellísimo, Amílcar, siento no haberme pasado por aquí antes, ya sabes que estoy con la dichosa mudanza y no puedo pasarme como antes a deleitarme con los poemas de mis amigos, pero me alegro de haber llegado a tiempo de degustar en primicia este soneto que me conmueve por su hondo sentir, por esa nostalgia por el amor lejano que expresas magistralmente, por ese deseo de ser besado aun con las ilusiones.
ResponderBorrarMi enhorabuena, Maestro, por tan bellas nostalgias...
Ese deseo mío de ser besado por las ilusiones. Y sí, es así, si lo consideramos en profundidad siempre somos besados, acariciados, comprendidos, acunados, por nuestras ilusiones. Creo que Narciso más que complacerse con la imagen de sí mismo se hacía ilusiones consigo mismo, con la cual migraba, viajaba, se distanciaba de su espejo, porque la ilusión es un cosmos que se abre a partir de nosotros. Gracias, querida Mayte por haber comprendido el valor de la nostalgia o la potencia que dimana de ella que es también la de la ilusión.-
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