Anoche mientras soñaba
puse mi beso en tu beso
Latió nuestra luz, hablaba
en el silencioso acceso
que mutuamente nos dimos
en arco de carne y hueso.
Uno en el otro pusimos
en el sueño la esperanza
y si un solo cuerpo fuimos
en menesterosa alianza,
en ese instante infinito,
la tierna comunidad,
nos llevó en silente rito
a sentirnos sin piedad
traspasados por el grito
de la doliente ansiedad,
de desearnos sin medida
entrándonos sin salida
con blanda docilidad.
Amándonos de verdad
y estando siempre a distancia
duele desear, duele el ansia,
como una necesidad.
Por eso mi suspirar
Y mi alivio al despertar
de mi absurda extravagancia.
Luego, ya en vigilia, luego,
evoqué la magia clara
de nuestro solar apego
de unión combustible y rara
tuteándose con el fuego.
Luego, ya en vigilia, luego,
evoqué la magia clara
de nuestro solar apego
de unión combustible y rara
tuteándose con el fuego.
Amílcar Luis Blanco ("El beso" de Egon Schiele)
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