AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
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lunes, 10 de febrero de 2014
HACE CASI DOS MIL AÑOS
Hace casi dos mil años Pompeya, sus viandantes, las familias,
bajo un alud letal de rocas ígneas, gases y cenizas, quedaban sepultadas.
Las pasiones que ardían en los cuerpos de agua fervorosa y humana
quedaban detenidas en pos de las acciones proyectadas
iguales a nenúfares de piedra que se hundieran bajo un día de hipnosis,
bajo un día como todos los días pero alzado contra el río del transcurso,
el sediento y devorador torrente, deglutidor de andares y apariencias
y de modas, infamias y ternuras y calmas y tormentas y sombras y reptiles.
Fueron tres días en realidad de alzada rebeldía.
El planeta escupió, drenó por agujeros abiertos en su epidermis mineral
la incadescente lava de su vida de fuegos encontrados adentro de la piedra,
allí donde se funden los metales y copulan con rayos de máximo voltaje.
Tres días hechos noches, de atmósferas de sombra pesada y polvorosa
abrazando los cuerpos laxos de los amantes en los hervores trémulos del sexo
allí donde la especie se concibe y propaga y el embrión de su vida
agujerea el tiempo y se convierte en mundo latiente y se erige en estatuas.
Amilcar Luis Blanco (Este estilo de pintura romana, hallado en Pompeya, se desarrolla desde mediados del siglo II antes de cristo hasta principios del siglo I después de cristo, todavía en época republicana)
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Espectacular tu visión y tu poema sobre aquella terrible erupción volcánica que detuvo la vida. Tres días hechos noche. Hermosas palabras.
ResponderBorrarOtro hermoso poema dedicado a tan desdichada urbe. Qué certera esa comparación de lo que fueran oquedades originadas en la lava por los cadáveres, con las estatuas que luego fueron al rellenar esos huecos con yeso.
ResponderBorrarRecuerdo que tengo un poemita muy sencillo dedicado a uno de esos calcos que se expone en el museo de Borcoreale, y que pertenece al hueco dejado por un perrito pompeyano. Se titula "No eras tú" o algo así, si no recuerdo mal.