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lunes, 10 de febrero de 2014

LA ESPERA





En el sopor de la espera nos desencuadernamos,
los folios por su cuenta se desmayan
convertidos en tiempo o sucesión de instantes
y los ojos hipnóticos se pasean sobre abdómenes
y glúteos y nalgas y muslos y pantorrillas y cabezas
hasta que la boca incurre en el bostezo
y la imaginación se pierde en una caravana
hacia las memorias de lejanas dunas y menesteres imposibles.

En el sopor de la espera nos desesperamos
y exfoliamos las dudas capa a capa
siendo ya la epidermis transparente que recubre la mariposa de la voluntad
próxima a renacer cada vez que se abre la puerta o nos miran
y la luz nos apunta y se transforma en la flor del deseo
y una arena sutil casi ceniza cae sobre las techumbres y las testas
queriendo eternizarnos cual si fuéramos pompeyanos en el año 79
y entonces rompemos a volar inadvertidamente y nos confundimos con el viento.

Amílcar Luis Blanco (Fernández Murga, Félix, Carlos III y el descubrimiento de Herculano, Pompeya y Estabia . . .)

1 comentario:

  1. Ya lo dice el dicho, querido Amílcar: el que espera, desespera. Y este hermoso poema tuyo lo confirma. Me gusta también la ilustración, esa foto de una parte del fresco del triclinium de la Villa de los Misterios, de Pompeya,lugar que tuve el gusto de visitar allá por el 2007.

    Muchos besos, te sigo leyendo y comparto tus poemas.

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