¡Ay, los segundos duros del reloj!
Los segundos.
Y los minutos y las horas.
Esa ansiedad constante
que hace de la garganta
un desierto de arena.
¡Ay, los instantes tercos cayéndose!
Yéndose por el hoyo si remedio,
cayendo al pozo circunspecto
por el poro del tiempo, el agujero,
mientras escucho música líquida,
fiesta líquida en la voz del Cigala.
Reloj de arena mientras escucho al Cigala,
de arena yéndose al opuesto alambique,
de arena imperceptible y numerada,
para mí numerada únicamente,
para mí numerada escuchando el piano,
la guitarra, el repique del tambor y el platillo
el bordoneo conspicuo del bajo.
Amílcar Luis Blanco
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
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Hay los minutos amigo las horas y los días, y como duele la lejanía, y sobre todo la soledad que no elegimos…
ResponderBorrarEs difícil ser fuertes estando solos de alma, aunque la casa este llena de personas, y cosas que antes nos daban vida, pero todo cambia en segundos, y cualquier llamada te devuelve a la vida dolorida y sin ganas de nada.
Yo siempre creo que las cosas tristes que leo solo son esos instantes que necesitamos a la hora de escribir, porque si así no fuese…
Me alegra volver a leerte, y siempre me recuerda el calor que tu tierra siente ahora, mientras aquí el invierno lluvioso nos hace estar un poco más triste cada día. Un abrazo.
Casi me parece escuchar a mí esos acordes, con tan poética descripción, con tan melódicos versos.
ResponderBorrarPrecioso, Amílcar, precioso. Más besos.