Si digo:
"La cantidad de sombra que uno traga y deglute
cuando marchita y envejece
es brutalmente opuesta e inversamente proporcional
a la cantidad de ilusión iluminada
que uno tragó y deglutió cuando fue joven en ascenso y sintió miedo",
ambos antagónicos momentos de pantagruélica deglución
no nos privarán de la intuición de estar equivocados en ambos supuestos,
ya que la luz y la sombra no pasan de meras percepciones
empleadas como metáforas en uno y otro caso
para significar lo marchito y lo floreciente,
términos, ambos, a su turno,
tan sólo usados como comparaciones o metáforas de muerte y vida,
palabras, estas sí, tan definitivas como lo que significan,
pero cuya deglución sólo es posible literaria y no literalmente.
Para que el poema no fracase
deberá hacernos sentir literalmente su literatura.
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
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Pues sí, Amílcar, para que el poema triunfe ha de hacernos llegar las palabras hasta nuestra misma médula. Creo que comprendiendo esto, seremos mejores poetas. Un gran beso, mi buen amigo.
ResponderBorrarQuerida Mayte. Sos sin duda una amiga y me tenés una paciencia que admiro y agradezco. Conmigo sos como de fierro y por eso será que te siento siempre cerca de mí desde que te conozco. Un beso
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