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Ábreme el corazón, amor,
para que viva;
para que otra eternidad,
que no sea la tuya,
no me consuma.
Ábreme el corazón que arde en tus manos;
el que mete tu tiempo entre mis años.
El corazón tenaz que me consuela
cuando llueve la angustia
y se mustian los labios
por la menuda ausencia de tus besos.
Amílcar Luis Blanco.
Es un poema tan breve como intenso, Maestro. Condensa en sus pocos versos toda la fuerza de un amor y una pasión exaltados. Es de una belleza deliciosa, exquisita. Así da gusto abrir el corazón...
ResponderBorrarUn beso y muy feliz sábado, Amílcar querido.
Impresionante poema, me tendrás a menudo en tus versos
ResponderBorrarUn abrazo
Stella
http://calzandosentimientos.blogspot.com/
Hermoso poema apasionado e intimista. A veces en pocos versos se condensan grandes poemas.
ResponderBorrarUn abrazo