AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
Bellísima pintura, Amílcar, me gusta el reflejo de las barcas en el agua, los reflejos son como los poemas, lo dicen todo sin decir apenas nada, son una abstracción pura de la realidad.
ResponderBorrarAntes de leer la continuación de "La boca", te dejo mi más sincero agradecimiento por tus lecturas y tus bellos comentarios, y ya sabes que muchos de mis post de "Música Y Poemas", como los dedicados a Juan Carlos Lamadrid, están ahí gracias a ti, Amílcar. Y como ahora sé que Gioconda Belli, a quien antes no conocías como poeta, pero sí como novelista, te ha gustado, te voy a copiar mi poema predilecto de ella, que es de un erotismo refinado y exquisito y con un trasfondo amoroso que prenda el corazón. Fue el primer poema que puse de ella en ese blog donde pongo mis poesías ajenas favoritas, y lo ilustré con una de mis pinturas más dilectas, con la "Venus del espejo" de Velázquez.
Añadir que Gioconda Belli, poetisa y periodista nicaragüense, fue también una luchadora, tomó parte activa, como revolucionaria sandinista, en la lucha para derrocar al dictador Anastasio Somoza, pero no por ello perdió un ápice de su feminidad, aún a sus 63 años se puede admirar la belleza física que retiene, pues, siendo más joven, fue tan hermosa por fuera como aún lo es por dentro. Y te dejo con un gran beso y con su
"EN LA DOLIENTE SOLEDAD DEL DOMINGO"
Aquí estoy,
desnuda,
sobre las sábanas solitarias
de esta cama donde te deseo.
Veo mi cuerpo,
liso y rosado en el espejo,
mi cuerpo
que fue ávido territorio de tus besos,
este cuerpo lleno de recuerdos
de tu desbordada pasión
sobre el que peleaste sudorosas batallas
en largas noches de quejidos y risas
y ruidos de mis cuevas interiores.
Veo mis pechos
que acomodabas sonriendo
en la palma de tu mano,
que apretabas como pájaros pequeños
en tus jaulas de cinco barrotes,
mientras una flor se me encendía
y paraba su dura corola
contra tu carne dulce.
Veo mis piernas,
largas y lentas conocedoras de tus caricias,
que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
para abrirte el sendero de la perdición
hacia mi mismo centro
y la suave vegetación del monte
donde urdiste sordos combates
coronados de gozo,
anunciados por descargas de fusilerías
y truenos primitivos.
Me veo y no me estoy viendo,
es un espejo de vos el que se extiende doliente
sobre esta soledad de domingo,
un espejo rosado,
un molde hueco buscando su otro hemisferio.
Llueve copiosamente
sobre mi cara
y sólo pienso en tu lejano amor
mientras cobijo
con todas mis fuerzas,
la esperanza.
Gioconda Belli.
¡Ay, quridísima amiga y poeta, Mayte Dalianegra, qué delicioso y genial poema este de Gioconda Belli que me has regalado! Quiero decirte que yo también siento cada día, con largueza, lasitud y relajo, este encuentro contigo, tan dotada de dones, como persona, mujer, amiga, poeta, pintora, refinada, consecuente, que a veces me quedo sin palabras para responderte. Es mucho lo que me dás, mucho, muchísimo lo que me regalas. No puedo sino agradecer una y otra vez haberte conocido y esta relación tan hermosa que tengo contigo que sos, lo repito, tan consecuene conmigo. Millones de besos para tí.-
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