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martes, 1 de marzo de 2011

2 comentarios:

  1. Bellísima pintura, Amílcar, me gusta el reflejo de las barcas en el agua, los reflejos son como los poemas, lo dicen todo sin decir apenas nada, son una abstracción pura de la realidad.

    Antes de leer la continuación de "La boca", te dejo mi más sincero agradecimiento por tus lecturas y tus bellos comentarios, y ya sabes que muchos de mis post de "Música Y Poemas", como los dedicados a Juan Carlos Lamadrid, están ahí gracias a ti, Amílcar. Y como ahora sé que Gioconda Belli, a quien antes no conocías como poeta, pero sí como novelista, te ha gustado, te voy a copiar mi poema predilecto de ella, que es de un erotismo refinado y exquisito y con un trasfondo amoroso que prenda el corazón. Fue el primer poema que puse de ella en ese blog donde pongo mis poesías ajenas favoritas, y lo ilustré con una de mis pinturas más dilectas, con la "Venus del espejo" de Velázquez.

    Añadir que Gioconda Belli, poetisa y periodista nicaragüense, fue también una luchadora, tomó parte activa, como revolucionaria sandinista, en la lucha para derrocar al dictador Anastasio Somoza, pero no por ello perdió un ápice de su feminidad, aún a sus 63 años se puede admirar la belleza física que retiene, pues, siendo más joven, fue tan hermosa por fuera como aún lo es por dentro. Y te dejo con un gran beso y con su

    "EN LA DOLIENTE SOLEDAD DEL DOMINGO"

    Aquí estoy,
    desnuda,
    sobre las sábanas solitarias
    de esta cama donde te deseo.

    Veo mi cuerpo,
    liso y rosado en el espejo,
    mi cuerpo
    que fue ávido territorio de tus besos,
    este cuerpo lleno de recuerdos
    de tu desbordada pasión
    sobre el que peleaste sudorosas batallas
    en largas noches de quejidos y risas
    y ruidos de mis cuevas interiores.

    Veo mis pechos
    que acomodabas sonriendo
    en la palma de tu mano,
    que apretabas como pájaros pequeños
    en tus jaulas de cinco barrotes,
    mientras una flor se me encendía
    y paraba su dura corola
    contra tu carne dulce.

    Veo mis piernas,
    largas y lentas conocedoras de tus caricias,
    que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
    para abrirte el sendero de la perdición
    hacia mi mismo centro
    y la suave vegetación del monte
    donde urdiste sordos combates
    coronados de gozo,
    anunciados por descargas de fusilerías
    y truenos primitivos.

    Me veo y no me estoy viendo,
    es un espejo de vos el que se extiende doliente
    sobre esta soledad de domingo,
    un espejo rosado,
    un molde hueco buscando su otro hemisferio.

    Llueve copiosamente
    sobre mi cara
    y sólo pienso en tu lejano amor
    mientras cobijo
    con todas mis fuerzas,
    la esperanza.

    Gioconda Belli.

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  2. ¡Ay, quridísima amiga y poeta, Mayte Dalianegra, qué delicioso y genial poema este de Gioconda Belli que me has regalado! Quiero decirte que yo también siento cada día, con largueza, lasitud y relajo, este encuentro contigo, tan dotada de dones, como persona, mujer, amiga, poeta, pintora, refinada, consecuente, que a veces me quedo sin palabras para responderte. Es mucho lo que me dás, mucho, muchísimo lo que me regalas. No puedo sino agradecer una y otra vez haberte conocido y esta relación tan hermosa que tengo contigo que sos, lo repito, tan consecuene conmigo. Millones de besos para tí.-

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