Niños sin nadie;
dias sin regreso.
Heridos de tiniebla,
contaminados de silencio,
con madres hechas objetos,
en todo caso evocadas
en la mujer que pasa,
en los afiches
o en la marea sucia del sonido
de la ciudad abierta,
llegado a sus oidos como ayes
guitarras y violines en el viento
o en regazos de pisos de zaguanes,
bancos,andenes, plazas,
rincones para el sueño,
rezagos de piadosas intemperies
que a veces, sólo a veces,
acarician sus caras
en una extraña tregua,
como si les hablaran
con voces de consuelo
y de tanta glacial indiferencia
desprendieran dos senos y dos manos
dedicadas a ellos todavía
y extraidas del cielo o del cemento.
Niños sin nadie;
días sin regreso.
Solos de soledad,
la mas ardiente,
la surgida del mar de lo indesable;
un torbellino sedicente y duro,
de horizontal y fuerte indiferencia,
que no permite sueños ni palabras
y que los va secando hasta absorberles
aún sus propios llantos,
cortándoles las ganas,
dejándoles heridas en los cuerpos
por los que el alma se evapora y pierde
como una sangre celestial y viva,
vino de la ilusión
y carne de la vida
de aquél famoso, inexistente ¡Dios!
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
Me ha recorrido un escalofrío leyendo tu poema. Niños de nadie, niños sin nadie.
ResponderBorrarHuérfanos de Dios.
Enhorabuena por este poema, querido amigo, es estremecedor.
Un abrazo
Amílcar querido, perdona mi demora en visitarte, estos días ya mi tiempo comienza a escasear por el tema de mi casa, pero en cuanto he podido me he escapado para deletitarme con tus versos, aunque sea tan tristes como éstos que nos presentas, que no son sino reflejo de una realidad que nos rodea por todas partes, en tu país, en el mío, en el mundo entero, donde habitan esos desheredados que lo son desde la misma cuna, pues por carecer, carecen hasta de madre y de afecto y de cobijo y de todo, hasta de Dios, porque si existiese, serían huérfanos hasta de él.
ResponderBorrarUn beso grande, Amílcar querido, poeta solidario, pero no me voy, sigo leyendo el resto de poemas que has publicado en mi ausencia.
Graicas, querida Carmela, por tu comentario. cuando escibí este poema recordé otro de un poeta argentino, Armando Tejada Gómez, que dice: "A esta hora exactamente, hay un niño en la calle..." Esto poema hecho canción y en la voz de Mercedes Sosa se hizo famoso, por lo menos aquí en Argentina. Un abrazo y un beso para vos.
ResponderBorrarQuerida Mayte. Se que la mudanza y el arreglo de tu nueva casa te mantienen super ocupada, así que estás perdonada. En cuanto a la situación de los niños de la calle sería lo primero que debería resolver un gobierno, habría que crear casas de amparo verdaderamente eficientes, habiendo tanto profesional en salud y psicología y, en este momento, en Argentina, una posibilidad material de hacerlo. Un beso enorme para tí, amiga leal y consecuente.
ResponderBorrarDuelen tus versos,que se van repartiendo por el poema huérfanos de alegría,de cuidados y de maternas estancias...Poco a poco el poema se convierte en un grito largo y dolorido,que adquiere un clímax agónico,de muerte larga y de condena a ese Creador,que ve,mira y consiente tanta pena...!
ResponderBorrarMi felicitación por el ritmo dolido,sincero y templado,que mantienes hasta el final.
Mi abrazo por tu solidaridad y sentimiento humano y divino,amigo.
M.Jesús
¡Gracias, Majecarmu, por tus hermosas palabras!Ya ves que éste poema contrasta tanto con el que tu le dedicas a tu hijo querido Luis Fernando que se encuentra en Alemania y, aunque lejos, tan amparado! Un abrazo.
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