La contemplo sentada sobre el día
como sobre un caballo tensado por el brío;
encabalgada en torrentoso río
y enseguida de bruces sobre la hierba umbría.
Con ojos de tigresa,grupa que desafía
abriendo sus mitades,mirando hacia el hastío,
al varón que penetre,carnal,su escalofrío
y encienda en la tiniebla genital su alegría.
Sólo un latir de sangre en lo sombrío
calmará palpitante la cenital porfía,
desvelada en lo lábil, mortal, del breve estío
de nuestras cortas vidas; sólo esta sinfonía
que distiende el dolor y el desvarío
de cuerpos hacia un gozo de agonía.
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
Un maravilloso soneto como una bella melodía a una mujer has dedicado con tus preciosos versos, amigo, encantada de estar aquí.
ResponderBorrarUn beso.
¡¡¡Huy, amílcar, qué sensual soneto!!! Es leerte y la sangre inicia una danza de torrentes en ebullición por venas y arterias. Y otro gran beso, amigo del alma, Maestro.
ResponderBorrarGracias, María. La mujer es mucho mas bella que el soneto, pero con la dedicatoria me arrimo. Otro beso.
ResponderBorrarMayte querida. El soneto está inspirado en tu último poema "Desde lo oscuro". Pensé en su tema y desarrollo, mucho mas suelto que el mío, para escribirlo y pensé también en una mujer tigresa con ojos de topacio, melados "like yours". Un beso para vos, amiga del alma.
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