Esta fiebre de ser, esta cantina
ebria que se solaza en empedrado,
ventanas con ojeras al costado
y faroles pendientes en la esquina,
abre en la ochava, hueca y femenina,
tibia hospitalidad en lo desolado
de tanta noche y tanto vino airado
como sobre un tapial una glicina.
Y la luz amarilla que se inclina
hasta verterse blanca en el tiznado
corazón de la sombra vulnerado,
manos de hogar, primores de cocina,
guarda aroma a mujer, alma de mina
y un centro palpitante y delicado.
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
Realmente sorprendente el simbolismo de la cantina,que tiene cuerpo y alma de mujer y abre sus brazos al "perdido" en larga noche de vigilia y vino.
ResponderBorrarPrecioso el soneto y las imagenes que acompañan a uno y otro poema.Veo que las letras y el pincel se dan la mano en tu mente y danzan al socaire de ese ánimo curtido y excelente,amigo.
Mi felicitación y mi abrazo por tu bien hacer.
M.Jesús
¡Qué bello este soneto que sirve de colofón al anterior, Amílcar querido! Comienza con un pulso desasosegado para ir reteniedo el ritmo y transformarse en ternura pura, aquélla en la que descansa el corazón del guerrero. ¿Acaso no ansiaría Baco dormitar al amparo de la protectora Vesta?
ResponderBorrarOtro beso muy grande, con todo mi cariño, que es mucho, Amílcar...
Sí, dionisíaca Mayte, báquica mujer hermosa, Dionisos ansiaría lo que tú dices y todo hombre que se sienta tal también lo desearía. Esa comprensión, esa inteligencia, esa ubicuidad constante que tienes y te engalana. No me equivoqué en mi poema sobre tí aunque lo escribí con pura intuición hedonística. Sos lo máximo, como la consagración de la primavera. Miles de millones de besos para tí.
ResponderBorrarEs verdad Majecarmu. También sentí el poema como lo sentiste tú. Hay un juego de ambos principios genéricos, masculino, femenino y, también, lo que señalara Mayte, el compromiso orgiástico del hombre con su disipación personal (algo del zángano, ja,ja) y la mujer que lo recibe luego de la orgía. Un cariño para vos Majecarmu.-
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