Aquí, en este sueño, con la luz de mi frente
sostengo mi contorno entre la niebla
y disipo mi muerte que se puebla
de mi vida posible o inmanente.
Después que la conciencia se apodera
de mi inconciencia parte del silencio
y acompaña la luz con que presencio
la apariencia sutil de una manera.
La muerte que prepara los minutos
para nuestra ausencia mas sincera
nos corrige dibujos diminutos,
nos devuelve una imagen verdadera,
la que erra cegada de absolutos
la que sufre y se rie y desespera.
Amílcar Luis Blanco.
Cuán bello y certero es tu poema, Maestro. Ese soneto expresa la agonía de una existencia que se debate entre la realidad y el sueño, entre lo que se tiene y lo que se anhela y la muerte, como brutal contrapunto a todo lo que en nosotros vive, a lo que creemos etrno y sólo es efímero...
ResponderBorrarMe ha gustado muchísimo, Amílcar querido.
Amílcar,impresionante poema.La luz de tu mente,tu memoria,tu inteligencia,en lucha siempre con la realidad,que es muerte,acechando siempre,susurrando los límites,los errores,el tiempo que se acaba...Y en esa lucha obtenemos la consciencia que nos eleva y nos transforma.Descubrimos la humildad,la clave para llegar a la sabiduría y discernir el sueño y la realidad,intuir ese espíritu,que se ensancha y nos mira de frente,con suma paciencia y amor.
ResponderBorrarMi felicitación por tu maestría,tu transparencia y tu amor a las letras,amigo.
M.Jesús
Gracias, querida Mayte, por tu inteligencia del poema que es, en definitiva, sí, ese contrapunto entre vida y conciencia de muerte. Un enorme beso para vos.
ResponderBorrarQuerida Majecarmu, al igual que Dalianegra, tu, siempre, analizas el poema y eso lo tengo en gran estima porque revela un interés genuino por la palabra desnuda y sus posibilidades rítmicas y evocativas. Eso es la poesía para mí. Un abrazo.
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