El viento crece en su constancia.
Ruge, golpea maridajes y contactos.
Sopla en los vericuetos y en el ansia
y en la ronquera misma de los gatos
Suelta en tropel las latas y los hiatos
entre los edificios por las calles
y barre singladuras y perfiles y talles
en las deshilachadas muchedumbres
El viento hilvana pálidas costumbres
Arrastra lágrimas, puños, contracturas
Tiñe de otoño vacilantes lumbres
Y arremete frontal las estructuras.
El viento, sólo el viento, porque tiene
hecho de luz o sombra, contundencia,
su latido de tiempo que contiene
en su transcurso impar su transparencia.
Ese tesón viajero, ese agitarse,
vestido con las ropas que se tienden
sobre las azoteas y hamacarse
junto a las nubes lánguidas que penden
en los cielos de todas las edades
vividoras de calmas y tormentas,
en mares de siniestras tempestades
y en campos de desnudas osamentas.
Un viento del vivir e inflar las lonas,
del arañar las mesas de los bares
y abrir cielos en ínclitos hangares
para un partir de vuelos de palomas.
Un viento de entremeses que se surten
para tallar mejillas y nublar barandales
de homínidos humores que se curten
en las costas del mar con recias sales
y hasta en los espectrales ministerios
y en fríos edificios estatales
con risas de ministros poco serios
reptando sobre sórdidos misterios
en los despachos de los menestrales.
Un viento en fin de vida muerte y nunca
deslizándose a golpes; de infrecuencia,
con estertor de risa siempre trunca,
y tristeza de sórdida inmanencia.
Un batirse del aire, de frente y de costado,
en el alrededor de la consciencia,
exterior a nosotros e instalado
no obstante en lo central de nuestro hado
y en nuestra potestad de pervivencia.
Viento, río de tiempo desatado
que nos arrastrará en su turbulencia
hacia un mar para siempre sosegado.
Amílcar Luis Blanco. (Pintura de K. Nakajima "The other side of the wind" "El otro lado del viento")
AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
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Viento turbulento que se ahoga en un mar de sosiego...Muy bello, triunfal incluso, tu poema, mi querido Amílcar.
ResponderBorrarTe dejo un gran beso, querido amigo y mis felicitaciones por tus composiciones, cada vez más hermosas, si cabe.
Gracias, Mayte, por tu comentario y por encontrar triunfal al viento. Sin duda siempre lo es. Un gran beso para tí, amiga querida.
ResponderBorrarAmílcar,me ha encantado este poema.El viento es el acertado símbolo del tiempo,que como río corre deprisa,moviendo,removiendo,cambiando y destruyendo todo a su paso...En ese "viento-tiempo" estamos inmersos todos,y cuando somos conscientes,como tú lo eres en tus versos,nos vemos tan pequeños,tan simples,tan nada...,que aún nos arrastra en el pensamiento hacia el mar de eternidades sosegadas...!!
ResponderBorrarEn los últimos versos resumes todo el poema de forma magistral,amigo.
Te dejo mi felicitación por ser tú mismo "ese viento",que en tus versos,nos mueve y nos remueve,nos impulsa al fin a la excelencia del arte,que transciende y nos eleva,sobrevolando la caduca y frívola materia.
Mi abrazo inmenso y no dejes nunca de escribir,porque las letras nos curan y nos elevan.
M.Jesús
Gracias María Jesús por tu halagüeño comentario. El viento, el río, el transcurso, es tiempo en todos los casos y nosotros mismos somos tiempo. Un abrazo.
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