AMILCAR BLANCO (Blog destinado preferentemente a la poesía propia) Los derechos de autor de lo publicado y a publicar en este blog están reservados y protegidos por la Dirección Nacional del derecho del autor-dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina- Expediente N° 933882
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sábado, 24 de diciembre de 2016
domingo, 18 de diciembre de 2016
EN EL PAÍS DEL FUEGO
En el país de las llamas,
las mujeres, los hombres,
fueron antes de fuego.
Y con rojas gargantas
devoraron delirios
y enronquecieron de humo
hondas voces de bosques.
No hay languidez posible
en el país del fuego.
Destierro de sonrisas.
Hubo sólo vida y muerte.
Y actualmente
hay sólo vida y muerte
y hay un letal destino
esperando delante
en el país del fuego.
Las pavesas son lanzas
y lastiman las sombras
latientes en los cuerpos
que todavía quedan
en el país del fuego.
El incendio reduce
a tristeza y ceniza
la senda ya pasada.
Y el viento en pos fabrica
cuerpos en movimiento
avanzando hacia el norte
en el país del fuego.
Insufla manos rojas
o naranjas o azules
al igual que las piernas.
Y exhalan sus pulmones
alientos de dragones.
En el aire de fuego
lo divino del viento
triunfa en cada materia.
Y con la misma roca
fabrica tanta lava
como deshace inviernos.
Y limpia cada esquina
con sequedad y desierto.
En el país del fuego
donde se hermana el viento.
las palmas de las llamas
socavan y destiñen
larvas, termitas, hongos
y andan en aleteos
de pestañas azules.
Desnudan chispas crueles
y labios de cenizas.
En el país del fuego.
En el país del miedo.
En la tierra del ansia
más áspera y sedienta
la memoria se vuela
como una polvareda.
En el país del fuego.
En el país del miedo.
Amílcar Luis Blanco (Pintura mística por Graciela Marmanillo)
jueves, 8 de diciembre de 2016
MOMENTOS
Lo que más me preocupa es el paso del tiempo,
ese tiempo que viene en el niño encarnado
y nos muestra más jóvenes en las foto
grafías.
Nada se recupera, todo se pierde,
el cuerpo,
la frescura del rostro, la ilusión sobre todo.
La ilusión descompuesta
hirviéndose en sí misma, en sus sales de fiesta,
en graves abandonos, en tibias y silencios,
en espectrales máscaras, calaveras y fémures
cocinándose a secas debajo de la tierra.
Veníamos alegres de esas tardes de invierno;
esas suaves meriendas con sol y chocolates
y augurios y arreboles en pálidas mejillas.
Uno lo sabe, es cierto, no hay nadie en las preguntas.
Lo pensaba distante, mirándote las piernas,
las largas, encendidas y torneadas y eternas,
la redondez desnuda de tus rodillas tiernas.
Y así me comentabas los días y las noches
las metrallas de harina, los solfeos, los mates.
Y mientras conversabas
los bordes de tus labios,
tu mentón, tus heridas,
pronunciaban silencios elocuentes y sabios.
Tus manos se movían en el aire solemne
y hablaban por encima de todas tus palabras.
Prendiste un cigarrillo y me ofreciste el humo
de tus ojos oscuros.
Encima de nosotros el día se movía
desfilaban las tardes en torrentosos ríos
y tu risa cantaba rotundamente blanca.
Amílcar Luis Blanco (Collage de Barry Kite con el autorretrato de Van Gogh y la Mona lisa de Leonardo)
lunes, 28 de noviembre de 2016
TREGUA

Clarea contra piedras y ladrillos,
contra argamasa rota y lastimada
en el oscuro cubo de la celda flanqueada
por doñas que descansan sus encantos sin brillos .
Descansan de las noches y los grillos
y hombres que compraron sus vistosas fachadas,
cuerpos cuyas heridas se ocultan; maquilladas
las penas que las ciñen de asfixiantes anillos.
En el claror procaz y agraz de la alborada
se echa la luz feroz en sus rostros exhaustos.
Da tregua la prisión a arduos holocaustos
de dignidades rotas por deseos sin mirada,
por ansias viscerales de placer sin coartada,
por destinos de miedos de hipócritas infaustos.
Amílcar Luis Blanco (Carbonilla de Antonio Berni)
REMEMBRANZA

Aquélla juventud que fuimos todos
hoy llora así desnuda lentamente.
Ha quedado en los sitios de un presente
recordado y constante en varios modos.
Nuestros padres poniéndonos apodos,
enseñándonos pasos para alzar lo inmanente
de nuestro ser frugal y adolescente
abriéndose a horizontes de mundanos recodos.
Las fotos de las sales en las risas.
Las sobremesas dulces. Lejanas navidades.
Las playas y los sórdidos portales
del volver a los libros y algunos a las misas
exornándose a cuestas de miedos y de prisas
hoy reunidas en lágrimas fatales.
Llorar porque se siente lo perdido
pero guardar el llanto en menuda congoja
hundirlo en lo inconsciente del sueño y en la floja
musculación del cuerpo sin sonido.
Cuerpo como campana sin sentido
caida entre los tallos cubiertos por las hojas
de los días, los años, del tiempo ya vivido
que va mutando a tierras aún latientes y rojas.
Y llorar justo ahora cuando nos queda llanto,
cuando nos queda vida y pasión todavía.
Una pasión que muerde la memoria y el canto;
una chispa entre sombras que se enfría.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Daniel Lezama)
sábado, 5 de noviembre de 2016
CLARO DE LUNA

En la entraña del mar en movimiento,
sobre el oleaje blanco en marejada
bruñe la luna su ilusión plateada.
Un lirio, una azucena, un vago viento.
Junto al azul el cielo vuelve lento
su intercambio de sombra y alborada
y en el reflejo sólida una espada
pone plata y acero en un momento
y al siguiente circula. Es confidente
de un murmullo de hojas entre brumas,
y un sonido de olas y de espumas.
El tiempo muta en agua de una fuente
que vistiera la sombra de un clamor transparente
y cundiera en un blanco cascabeleo de plumas.
Amilcar Luis Blanco ("Autómata anticlaro de luna", pintura de Sigfrido Martín Begué)
NIDO VACÍO
Aromas de la casa. Patio con sol. Ensueño.
Césped. Libustro. Quincho. Enredadera.
Nuestras vidas andando dentro de una manera
de estar y ser, ganada con solícito empeño.
Hijos que se han marchado y, relajado el ceño,
se ocupan de sí mismos como de una quimera
y nos dejan tan lejos, perdidos en la espera
de un íntimo destino de amoroso diseño.
El tiempo nos fragmenta. Su huracán nos traspasa.
Nos deja desunidos. Separa nuestras suertes.
Y provoca oquedades. Desnuda la argamasa
de un templo despoblado por excesivas muertes,
sacrificiales todas al altar de la casa;
un púlpito orientado hacia naves inertes.
Amilcar Luis Blanco ("Landscape from a dream", pintura de Paul Nash)
lunes, 31 de octubre de 2016
AFICHE
"Mujer que ya recién desconocida,
que ya recién inexistente diste
días recuperados y vestiste
mis horas sin nacer de despedida"
Amílcar Ovidio Blanco
Escorado,
llamado desde fuera.
Extraido,
dado vuelta,
puesto del revés,
sólo desde unos ojos,
desde unos labios rojos,
pintados,
entreabiertos,
que me miran,
anónimos.
Expuesto
a la vigilia feroz
desde una ausencia
anónima,
fotografiada
y agigantada.
Desde una inocencia
anónima.
Desde una ingenuidad
rebuscada
y anónima.
Fotografiadas.
Famélica idiotez
la del deseo
instilado en la pompa
desnuda
del afiche,
instado,
sugerido,
gritado
desde la foto grafía
de la belleza
de una mujer desnuda.
Como en el tango
la propaganda ordena,
"manda cruel",
mi deseo.
Manda en un apetito
sin destino.
Marca el dolor,
el duelo,
de lo que nos provoca
desde la ausencia
y el anonimato.
Excita
nuestro instinto
de vida
sin saciarnos
jamás.
Nos coloca
a la mujer deseada,
provocadora,
semidesnuda,
ya arrebatada
para siempre.
Amílcar Luis Blanco
sábado, 29 de octubre de 2016
ADONIS

Tanto la diosa pudo lasciva y floreciente
sobre el grácil mancebo conquistado
que lo llevó al jardín iluminado
de su pasión engendradora ardiente.
Lo hizo suyo en veneros, en lo fluente
de su tórrido ser donde el venado
cae subyugado, dócil, repoblado,
por mujeril pasión, flor envolvente.
!Oh pétalos, oh labios cuando acceden
al polen en el fondo del pistilo ancestral!
Afrodita apetece, sus entrañas la obseden
a sorber lo cabrío en su ímpetu bestial
y a parir la belleza de avaricias que ceden
a dar de si, viriles, la génesis triunfal.
Amílcar Luis Blanco ("Venus y Adonis", oleo sobre lienzo de Veronese)
martes, 25 de octubre de 2016
EL TIEMPO

El tiempo
convertido en viento,
en lluvia o en sequía o lo que fuere,
golpea las ventanas.
Golpea también mi corazón,
o sea mi víscera de sangre
que parece un trapo rojo palpitante.
Mis manos lo sienten
deslizándose entre sus palmas vacilantes
y mis ojos sientan sus volúmenes transparentes
tras la ventana que el viento sacude
para verlo achicándose
llevado por ráfagas de instantes
cada vez más lejano.
En realidad el tiempo castiga mis maneras
y reduce mis tretas a despojos
por pretender en vano ignorarlo.
Se viste con mis pretensiones y las gasta
como yo gasto ropas y zapatos
y demuele mi cuerpo muy minuciosamente
hacia todos sus puntos cardinales.
Ejerce sobre mis ilusiones
y la dimensión de sus posibilidades
el oficio del carpintero o el luthier
que corta, lija y encola las maderas
hasta convertirlas en muebles o violines
destinados al uso promiscuo y arbitrario.
Pero a veces encolerizado
sin comunicar sus motivaciones
estalla hecho tormenta,
erupciona, revienta
y muestra sus genitales a flor de tierra
u orina tercamente para ahogarnos,
o avanza hecho tsunami
sobre nuestra vasta e intensa mansedumbre.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Salvador Dalí)
lunes, 17 de octubre de 2016
DESTINO DE HOMBRE

Y cada vez que hablo
viene la muerte a verme
a contestarme.
Camino sin cesar.
Siempre camino.
Las calles y las casas
me ven pasar.
Soy el ujier de mi destino
Comunico, saludo.
Llevo y traigo mensajes
que jamás comprenderé
Destino de hombre.
Alma de no ser nadie.
Asomándome a la vida de otros
que sospechosamente
parecen entenderme.
Vuelvo de unos extraños parentescos
cargando cielos nocturnos
y mis hombros se ciegan paso a paso
bajo el peso del tiempo.
Quizá en perdidas páginas me ahonde
o por fin me disuelva letra a letra
sin haber sido nunca
nada
como cuadra.
Amílcar Luis Blanco (Fantasy art naturaleza surrealista pintura libros de aves volando luz solar digital. Tela de seda, impresión del cartel de la Lona wall art Decor)
viernes, 14 de octubre de 2016
GUITARRAS COMO CUERPOS

No son sólo de exóticas mujeres,
los cuerpos que me evocan las guitarras.
Muchos se contorsionan en sufrientes quehaceres.
aunque vibren cordiales en glorietas y parras
Duelen en mi crepúsculo hoy. Parecen
varias rojas gargantas que sangraran.
Bajo el andar del cielo se estremecen
luchas de vivos cuerpos y guitarras.
Pulsan cuerdas parientes de tendones
y al tocar contra trastes notas locas
aprietan los latientes corazones
de esos torsos que salen por sus bocas.
Y sus voces parece que lloraran.
y las luces bruñendo los espejos
de sus pátinas hunden cuando aclaran
un hontanar de sentimientos viejos.
Hay sin duda algún luto en las guitarras.
Tristezas por los cuerpos padecientes
traspasaron el sol de sus maderas
y les dejaron llantos elocuentes.
Dedos de guitarristas entrelazan
sus destinos absurdos entre cuerdas vibrantes.
Les hacen melodías de pulsos y les cantan
y son de las guitarras imposibles amantes.
sus destinos absurdos entre cuerdas vibrantes.
Les hacen melodías de pulsos y les cantan
y son de las guitarras imposibles amantes.
Amilcar Luis Blanco
lunes, 3 de octubre de 2016
LA MUJER AMADA
Uno sueña en la ausencia de la mujer amada
con la mujer amada. Un disco de vinilo
gira bajo la pua, bajo el cielo y su filo
y desde el surco brota la melodía surcada.
Del vano de la puerta regresa la mirada
de la mujer amada. Me observa su sigilo
y las partes desnudas de su cuerpo. Su estilo
lo propagan sus ojos; una extensa alborada.
Si esa mujer amada y extrema no volviese.
Si no fuese ya siempre la luz donde destella.
La mesa ya tendida al amor de su estrella.
Vacío yo estaría mucho mal que me pese
Ebrio más todavía del alcohol si atropella
y extrañaría sus labios, su piel cuando amanece.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Amedeo Modigliani)
miércoles, 28 de septiembre de 2016
lunes, 26 de septiembre de 2016
ORÍGENES DE BARRO

Barriendo el aire
en una zona descompuesta.
Barro de Orígenes.
El río había sido.
Ahora era un natatorio chirle
Flotando sobre el cieno
los desperdicios.
Alguien nada y se mueve
en esa sopa espesa.
Se refugia y quiere,
como insecto atrapado,
evitar la zozobra
de la asfixia,
el naufragio.
No hay cabos de esperanza
a los que agarrarse.
Sólo hay olvido
en el cielo pálido.
En el horizonte pálido
sólo hay olvido.
Amílcar Luis Blanco ("Modernidad líquida", obra de Zygmunt Bauman)
FRAGILIDAD
Somos todos tan frágiles.
Sufrimos.
Y en la carrera ingente de la vida
nos vamos retrasando,
deteniendo.
De modo tal que el mundo
presuroso
nos pasa por encima.
Nos demuele.
Somos así, traumáticos,
traumados.
Heridas, cicatrices.
Amontonamiento de lágrimas.
Disfónicos sollozos
y sólidas costumbres aunque hieran.
Cuchillos de soberbia
nos van muy poco a poco
desgajando.
Tal los amigos que hemos visto irse.
Las sumas y las restas que el destino
en forma miserable
del amor nos impone
y de su ciencia.
Destemplando las ganas.
Inundando de gris y de tristeza
nuestros sitios sin nadie.
Y vamos decantando,
decayendo,
por los rincones mismos del naufragio.
Las calendas oscuras que nos llevan
nos desnudan los cuerpos
hartos ya de presagios.
Entregan a las sombras lo que queda;
sus raudas contingencias al olvido.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Margarita Georgiadis)
jueves, 22 de septiembre de 2016
miércoles, 21 de septiembre de 2016
BACANTES

Yo no puedo hacer nada
con tanta vida suelta y descocada.
Hay complicaciones esperándome en la puerta.
Antiguas, nuevas, complicaciones siempre.
Hay algo/ un aire hirsuto y no se muestra,
no asoma suficiente mente /el gesto el presagio
la cara, el nomeolvides enhiesto, la mampara
y el rastro de la tristeza color gris /olor a ajo.
Hay una sucesión soñada de detalles.
Viniendo en pos de mi / un ejército de fantasmas.
Una arrogancia de alamares y fiestas
propagándose entre famélicas bacantes
de piel seráfica/y obseden/y castigan/y demuelen.
Entre las flores de sus manos y sus besos al aire
sus ojos absorbentes no dejan de mirarse y de mirarme.
Enarbolan cuerpos en cornisas y gárgolas.
Zigzaguean entre las sombras y centellean y encandilan.
El pérfido testigo de las noches se sonríe y se rie
porque todo lo puede a carcajadas/ a horcajadas y arcadas.
El pérfido testigo de las noches se emborracha de sí mismo
espejándose en ellas/serpentea y gotea liquidado/ hecho trago.
Cae con frescura de palmera sobre oropeles y pétalos.
Cae mórbido movido sobre las carnes mórbidas latientes
de mujeres ardientes, labios abiertos, trémulos, absorbentes.
El fauno, sátiro, cuya pelambre crece, cada vez más lascivo.
Y cada vez más terco y suficiente, encaramado,
hundiéndose en los cálices/ su tallo lastimado por ménades
danzantes sucesivas/ en vórtices vertiginosos de piernas
y muslos pantorrillas nalgas senos /hombros bronces de Venus.
Amílcar Luis Blanco ("Las bacantes", ilustración por Ernest Bieler)
sábado, 17 de septiembre de 2016
BAILARINAS DE AGUA

Hay mujeres de agua y energía envolvente.
Bellezas que se yerguen de torsos y de manos,
surgidas de las piedras gastadas de una fuente,
todas de luz los ojos, de pómulos ufanos.
Minas de pura sangre y de latido urgente,
desnudándose altivas hacia cielos y arcanos,
de piernas milongueras, corazones cercanos,
excelsas, milagrosas de cálido ascendiente.
surgidas de las piedras gastadas de una fuente,
todas de luz los ojos, de pómulos ufanos.
Minas de pura sangre y de latido urgente,
desnudándose altivas hacia cielos y arcanos,
de piernas milongueras, corazones cercanos,
excelsas, milagrosas de cálido ascendiente.
Las siento deslizarse entre tus pasos.
Y una sensual y rítmica habanera
guardada en la elegancia de tus brazos.
Ardes surgente, líquida y ligera.
Creciente desde lánguidos regazos
Como el agua bailando a su manera.
Amilcar Luis Blanco (Pintura de Henry Matisse)
lunes, 12 de septiembre de 2016
TRANSFORMACIONES
una multitud fluía bajo el puente de Londres, tantos,
no había pensado que la muerte hubiera deshecho a tantos.
T.S. Eliot, de "The waste land". Traducción de A.L.Blanco
Hoy he visto un gentío
de caballos y sombras
y de yeguas airosas.
Eran carros de asalto,
vehículos blindados
y portaban misiles.
Hubieron de alinearse
tras de las alambradas
esperando instrucciones.
Algunos gimoteaban
y soltaban de a poco
su reserva de lágrimas.
Bajo un cielo de lluvia.
Tras telones de llantos
sus metales de cuero.
Filosofía expuesta de los cuerpos
transformados en dóciles objetos
por desgracias sin texto.
Por desgracias mutándolos a ruedas,
cambiándolos a fierros ancestrales,
a tuercas, municiones y metales.
Amílcar Luis Bllanco ("Mamá, papá está herido", obra pictórica de Yves Tanguy)
sábado, 10 de septiembre de 2016
CEGUERAS
Hay quienes sin ser ciegos sólo ven lo aparente.
No sólo de los ojos, la ceguera
suele ser condición del alma entera.
Hay quienes siendo ciegos ven lo oculto y ausente.
Ver el agua y sentirla blanda, fría o caliente.
Por su temperatura entrar en su manera
y que dentro nos moje la experiencia cimera
es también el sentirnos garganta de la fuente.
No ver ni oír únicamente lo que televisiones,
radios, diarios en turba, nos dicen y nos muestran
Ver y oír más allá de oídos y visiones.
Ver y oír el derecho y revés de las acciones.
Y rechazar las pautas, los mandatos que adiestran.
Abrir ocultos ojos y oídos porque centran.
Amilcar Luis Blanco ("Retrato en sepia" por Antonio Vázquez),
viernes, 9 de septiembre de 2016
LUCHAR

Luchar con la presencia y la palabra.
Pelear por la sonrisa de la gente.
Ser para el otro útil, diligente.
Lograr que lo cerrado al fin se abra.
Pronunciar el preciso abracadabra
Separar la aquiescencia de lo urgente.
Y en lo común hallar lo diferente
de un tesoro que el miedo descalabra.
Luchar por las valiosas ilusiones.
La substancia febril de las pasiones.
La alegría de amar y ser amado.
De no sufrir ya más por lo pasado
y discurrir igual que las canciones,
ríos, vientos y vidas y estaciones.
Amílcar Luis Blanco(" Dos mujeres corriendo por la playa", oleo sobre tela de Pablo Picasso)
martes, 6 de septiembre de 2016
MIEDO
Nosotros tenemos miedo.
Los otros tienen miedo.
Todos tenemos miedo.
Hay una especie de alcanfor rantifuso.
Una huida hacia baños
en desuso.
Como cuando a nuestros diez años
las parálisis musculares
que producía la poliomielitis,
no nos dejaba pensar en los bares
ni en insolentes grafitis.
Porque el miedo
al igual que el amor todo lo puede.
Por eso a mi me obsede,
entre el quiero total y el nunca puedo.
El miedo.
El lacio miedo.
El puto miedo.
Desvencijado y democrático.
Repartiéndose.
Amílcar Luis Blanco ("El silencio", acrílico sobre tabla de Marila Tarabay)
sábado, 3 de septiembre de 2016
A MARILYN, LA NUEVA EURÍDICE.

Contigo Norma Jean me perdería
en un bosque salaz, profano, dionisíaco.
Dimanaría el fauno más maníaco
y por homenajearte moriría.
Discípulo de Baco buscaría
lo esbelto de tus formas en cardíaco
galope de un latir paradisíaco
hasta fundir en vos mi idolatría.
Contigo Norma Jean la extensa muerte
ha poblado su sombra de glamour,
aún aunque tengan luz los que por verte
descendiesen de Orfeo al vasto sur
de los años sesenta y aquélla zurda suerte
que te hizo nueva Eurídice en su albur.
Amílcar Luis Blanco
viernes, 2 de septiembre de 2016
EL REENCUENTRO

Tuvo que haber el suelo de un
instante.
y profusión de aire y arboleda
respirando silencios en la queda
introspección al vernos el
semblante.
Fue reencuentro de celo vigilante.
Cuerpo a cuerpo el amor soltó su rueda
y fue una ruda y celestial moneda
pagada con placer equidistante.
Fue nuestro haber un sitio en el
pasado
para los dos, un lecho, manos,
bocas,
pulsos veloces, vibración y
estado
de hipnótica fruición, excesos,
rocas,
fundiéndose en sus lavas y en el
grado
de nuestras fiebres y pasiones
locas.
Amílcar Luis Blanco ("Reencuentro despedida en Lapa", oleo sobre tela por Claudia Ugarte)
lunes, 29 de agosto de 2016
MI VOZ

Quise cantar pero mi garganta
se había distraido
entretenida
entre los pájaros.
Ellos se habían llevado mi voz
como un hilo invisible
y la hacían vibrar
tendida en las cuerdas,
sola,
sólo sonando con el viento.
Sola,
sólo sonando con el viento.
Como una caracola vacía.
Como el hueco de un tronco
sólo cáscara.
Pero fuego por dentro.
Toda ruego.
Sola.
Hecha una cuerda vibrante.
Una hilacha de alma de violín
quejándose.
Convertida en alarido
de caballo.
Sola,
disfónica difusa,
perdida en la marejada
de los ruidos de la ciudad.
Hecha un lento badajo
de axilares campanas.
Amilcar Luis Blanco ("Fauno, caballo y pájaro", iconografía por Pablo Picasso)
sábado, 27 de agosto de 2016
domingo, 21 de agosto de 2016
EN CUERPO Y ALMA
Hay esa comezón que da la vida
insensible al rascarse;
una inubicuidad que siempre deja
algo para desear.
No saber si se viene o se regresa.
Ser cántico extraviado en una mesa
cuando ya se ha dejado
la garganta en desuso.
Ser almanaque conteniendo
el cabalgar de un potro.
La luz me acribilla en el intento
de tomar por asalto una mentira.
De soslayo mirar al que me mira.
Ante el que me empuja hacerme lento.
Hoy quiero ya tender tantas palabras
como si fueran ropas
en las sogas que cruzan
la terraza del alma.
Rendir el homenaje que merecen
las manos laboriosas.
Ser sed
y solamente sed.
Ser agua
y solamente agua.
Y beberme y beberme
como el río
que cae desde la cresta de la roca
y se atiene a su cauce
hasta llegar al mar.
Amílcar Luis Blanco (Desembocadura del río Sella,en Ribadesella, comunidad autónoma en el Principado de Asturias)
lunes, 15 de agosto de 2016
Cuando hablamos de Dios

Cuando hablamos de Dios
decimos quijotadas.
Evocamos milagros.
Haber pagado cuentas abultadas.
Habernos curado de enfermedades
graves.
Y soslayado las desgracias
pues nos libró del mal.
Haber hecho turismo.
Conocido ciudades.
Almorzado, cenado,
en sofisticados hoteles
y restaurantes. En suma
recibido los múltiplos
ingentes
de panes y de peces.
Porque vino a nosotros su reino
aquí en la tierra como en el cielo.
Cuando hablamos de Dios,
de las distancias estelares,
de los encuentros imposibles,
de los amores que regresan
o que jamás regresan,
de los desprecios de nuestro orgullo
convertidos en monumentos
de nuestra memoria,
está el azar que nos circunda
y nos merece
devota desconfianza.
Cuando hablamos de Dios
calladamente
y encontramos cómplices
de nuestro silencio.
Cuando dudamos de su existencia
con justificadas razones
y también encontramos
siempre
cómplices.
En fin, nos zambullimos
cuando hablamos
de Dios,
en las aguas vírgenes
o efervescentes
de la vida y del tiempo
mundanos,
siempre teniéndolo
en los oídos como un
hervir de piares y gorjeos
de pájaros.
Recuerdos de un jardín
que se parece a todos los jardines.
El omnipresente misterio
de la luz y la sombra
y el transcurso
en los hombros del río.
El sacudir del viento
que menea
el torso de sus cuerpos
transparentes
con tamaños
de dólmenes,
inclinando
las copas y las frondas.
Y rondándonos siempre
la sospecha,
esa eterna sospecha
de ser todo un tablado
y Dios espiándonos
siempre desde muy arriba
cómodamente sentado.
Amilcar Luis Blanco (Representación de Dios padre en "La creación de Adan" de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina)
viernes, 5 de agosto de 2016
LA EXPLOTACIÓN
Todo adquiere de pronto funcionamiento obtuso.
La gente va a la calle y la calle la enciende.
La gente va al silencio, la rutina y el uso.
Sin interlocutores, irradiada, se atiende.
En declive deprime su entusiasmo y defiende
su proporción de mundo en el orbe confuso.
Cada quien con sus lutos, sus luchas y por ende
con sus cielos de amiantos en llantas y en desuso.
Todo insufla en pulmones arenas de murallas,
enchastra aspiraciones de hacer y de crecer.
Ciudadanos cautivos consumen sus vituallas
y quedan más hambrientos, sueltos, para perder.
Para servir sin tregua a opulentos canallas
que explotan sus potencias divididas, su haber.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Antonio Berni)
lunes, 1 de agosto de 2016
PASIONAL
nuestro cerebro azul, el sol, el celo.
Y nos llueve al revés el negro suelo.
Lo siniestro nos gana y nos entierra.
Un magnetismo oscuro nos encierra.
Exalta nuestra sangre de avaricioso anhelo.
Ese procaz de atarnos. Nunca el vuelo.
Tememos alejarnos de la tierra.
Hay un sufrir, un mal, una manera
de atar dolor sin paz a nuestro sino.
Y una textura azul que degenera
y hace banal y hostil nuestro camino.
Un venero de sangre pasional prepondera
y estalla en rojedad de noche y vino.
Amílcar Luis Blanco
viernes, 29 de julio de 2016
PRENSA GRÁFICA
La semana del mundo.


Día del mundo.
Efervescente hormiga literaria
en sus tintas de letras,
fotografías,
infografías coloridas
y títulos catástrofes
múltiples,
multiplicadas
quebrando los precarios equilibrios
de este sernos humanos.
Ese voraz sopor
abre los ojos
o los cierra
de manera total y traicionera
hacia el numen
cordial de lo que pasa.
Nos deshace la inercia
necesaria
para pensarnos.
Su poder nos traspasa.
Nos hechiza
como el susurro sensual
que en las orejas eréctiles de Ulises
puso el aliento perfumado de Circe.
Duelen tantas fronteras de palabras,
Tantas vaguedades
anónimas,
bursátiles,
indiciarias.
Cada mañana inaugural
sería ideal
elegir quienes podemos ser,
quienes seremos,
sin las sentinas desalentadoras
del miedo propagado
por ese monstruo polivalente.
escrito con la tinta
sedicente
de nuestra propia sangre.
Amilcar Luis Blanco
miércoles, 27 de julio de 2016
ESPALDA
Desdeñosa, hierática, volviste
rostro, senos, vientre, pelvis, muslos
a la pared.
Y de mudez tu espalda compungiste
en sollozos,
Lloraste dentro de mí.
Quien hubiera querido oírte
habría apoyado sus ojos
callándose
en tu espalda.
Quien hubiera querido oírte
habría lastimado sus hombros
en el membrudo silencio
que ofrecías.
Ese duelo elocuente
de callar y mostrarse
convertido en abismo,
En muralla de sombra.
En escollo de roca transparente.
Probé encender mi olvido
en tu silencio
mientras miraba tu espalda
pero me faltó yesca
para raspar el fósforo
de mi vulgar deseo
mojado en el torrente
de la vertiginosa indiferencia
que amaneció total
desde la oscuridad de tu tristeza.
Amilcar Luis Blanco ("Mujer sentada de espaldas", oleo sobre lienzo de Elisa Rodríquez González)
domingo, 24 de julio de 2016
NOSTALGIA
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Sos una llama en mí que no se apaga
y bailotea entre sombras y baila así conmigo
y hace crecer mis manos en oferente abrigo.
Al alejarnos siempre tu presencia me embriaga.
Ardida en mis ocasos como la Venus maga.
El hendido horizonte cierra en vos su postigo
pero tu fuego queda sobre un mar enemigo.
Me habita y me corroe y me pesa y me traga.
Amiga en varias lunas y en áridos desiertos
donde los libros hablan extinguidos lenguajes.
Solos los dos estamos los ojos muy abiertos.
Cautivos de un amor sin tactos ni tatuajes.
Amor de afinidades mentales y conciertos
de metáforas, versos y arcanos maridajes.
Amílcar Luis Blanco (Oleo sobre lienzo de Vladimir Volegov)
miércoles, 20 de julio de 2016
Cuando llueve
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Brota de mi extrañarte cuando llueve.
Parece que la nada
preguntara en los extremos de la luz
por tu imagen.
Porque hay nada en el todo,
como siempre,
pero cuando llueve se desnuda.
Su voluntad emerge,
muestra brazos y manos.
Abre las bocas de tormenta
reciamente y pregunta
por el escaso lirio de tu risa
y escurre mi corazón con augurios
irrealizables.
Cuando menudea el aguacero
tu ausencia parece acercarse
convertida en torbellinos
y el horizonte cierra sus comarcas
y no tolera un mínimo de olvido.
Amilcar Luis Blanco (Obra pictórica de Jeff Rowland)
lunes, 18 de julio de 2016
sábado, 16 de julio de 2016
ENCONTRARTE
En los sitios azules
donde el mar se agiganta
allí quisiera encontrarte
siempre.
En la pupila degastada
de tanto mirar
sin resultado.
En la lágrima hecha mar.
En lo trinitario de la duda.
En las cavernas de los secretos.
En el titilar de las lámparas
de los arrabales
cuando los vientos de la noche
arrecian
sacudiéndolas.
En todo lo demás
sé que te proyectas
a distancias siderales.
Después de la paloma y antes del niño
que la sostiene en el amor de sus manos
juntas
quisiera reencontrarte
en el silencio álgido de las rosas.
Amilcar Luis Blanco ("Niña con paloma", pintura de Pablo Picasso)
martes, 12 de julio de 2016
sábado, 9 de julio de 2016
EL GUSANO

Estoy hecho de melancolías
y estiercol.
Encuentro cada tarde
una costumbre aviesa
para meterme.
Un agujero oxidado
en el que todavía
convertido en gusano
miro como un hombre.
Finjo jugar
con el estiercol del pasado.
No soy yo. Es el gusano,
retorciéndose.
La poca luz en mucha sombra
me engolfa.
He caido en el vertedero
de una lluvia cualquiera.
Amílcar Luis Blanco ("Danza al sol", oleo sobre tela por Diego Rivera)
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