¡Qué frágil soy, frágil, también huidizo,
vulnerable, fatídico. La débil argamasa
de la ilusión arma mi escaso hechizo,
me mantiene andariego por la calle y la casa.
Viene barro a mi mano y a mi boca.
No la limpia textura de la piedra en la brisa
sino la desazón de la hiel en la copa,
una garúa insomne desde un cielo de tiza.
El azar trae a veces el beso, la caricia,
de un amor de baraja donde crece una flor
y cuando se deslíe enfrento su malicia,
sigo el juego, sonrío y trago mi dolor.
Secretarias de luz con alas y banderas
celebran pormenores y encienden mis ojeras.
Amílcar Luis Blanco ("El tahur" por Georges de La Tour - Museo del Louvre)
Buena réplica le dais a mi poema, mi señor Amílcar. Aunque en este caso, la fragilidad es la del adicto al juego. Muy buen soneto, Poeta, como todos los tuyos, porque no te conozco ni uno solo malo.
ResponderBorrarBesos, y a pasar un finde estupendo, eso sí, nada de echarse unas partiditas de poker, jejeje.
Bueno, Mayte, un poquito de poker es un poco de destino, o no? Si lo queremos respirar así, en estado salvaje, jejeje.
ResponderBorrarBesos muchos y feliz finde, preciosa,.