Una luz silenciosa me desviste
en tiempo detenido y me defino
en mi audaz desnudez porque adivino
en mi ser despojado lo que existe.
Mi ser escapa para ser, resiste
su concreción para seguir el sino
de hacerme vívido el agraz destino.
Me da otredad aún cuando me asiste.
Siempre lo otro es porque consiste
en mi ver y tocar y oír. Y fino
en lo que dejo atrás y no persiste.
Y así mi ser se muele en el molino,
del haber sido en vano, vuelve tristes,
sombríos los costados del camino.
Amílcar Luis Blanco (Pintura titulada "Donde nos lleva el camino" de Vicente Pastor Navarrete)
Otro gran soneto, Amílcar. Con qué facilidad compones poemas con los que otros no podrían. Y aunque el soneto sea en sí clásico en cuanto a forma, tienes razón en que puede ser de vanguardia dependiendo del lenguaje que en él se exhiba.
ResponderBorrarMás besos!