
¿Quiénes salen de mi mismo cuando pienso?
¿Acaso sale alguien?
Puedo decir que todo permanece.
Que la silla se queda
y el piano y el atril y la escayola.
Que la mesa se queda,
lo prosaico a su vez y el pentagrama.
Y la tevé también y esa ternura cansada,
echada a nuestra espalda,
donde también suele guardar el día
los pedazos de tiempo que se quiebran
como dolidos cubos de silencio
de color de ansiedad, palideces de sueño.
Uno tiene a veces la extraña presunción,
la lujosa extravagancia de imaginar
que despide seres invisibles a su alrededor.
A lo mejor y sólo a lo mejor
se trate de esos unos mismos que fuimos
para siempre
y ya no seremos nunca
y quedemos también escayolados,
convertidos en cubos perfectos de silencio perfecto.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Pablo Picasso)
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