
Esas sombras que muerden la estructura
y le dan un aliño, una pendiente,
dejan luces y ciegan lo emoliente,
desde un pincel de arcilla clara y pura.
Esas sombras que acusan la osatura
y en el pubis, península surgente,
van de muslos a vientre con soltura
otro negror anuncian sedicente.
Otro negror de fémina silente,
sin manos, con succión y calentura;
páginas de delirio iridiscente
que pueblan en su álgida premura
sobrepuestos deseos y, envolvente,
cautela de tesoro en la pintura.
Amílcar Luis Blanco (Pintura de Mercedes Gómez de Pablos)
Sensual y bellísimo, Amilcar. Felicidades y besos, amigo poeta.
ResponderBorrarLa pintura te ha inspirado enormemente, Amílcar. Este soneto tuyo irradia sensualidad por todos sus poros, uffff...!
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